Camboya
Tráfico de niños y explotación sexual
Muchos niños camboyanos en la búsqueda de empleo son, a menudo, víctimas de explotaciones y agresiones sexuales. Una gran parte de este tráfico se lleva a cabo en la frontera con Tailandia. Así, muchos son vendidos para formar parte de la red tailandesa de prostitución. Los jóvenes camboyanos que huyen de la pobreza de su país se encuentran en el seno del comercio sexual donde se enfrentan a maltratos, agresiones, embarazos no deseados y condiciones de vida muy miserables.
También, se practica “la esclavitud por deuda”: la joven es vendida al propietario de una casa cerrada. Sus ingresos se confiscan y sirven para reembolsar la deuda de la familia y remunerar a su empleador.
La legislación camboyana reprime estos tratos de niños y explotación sexual. Desafortunadamente, los policías no son dignos de confianza. Ellos mismos son frecuentemente autores de acoso, abuso y violencia con aquellos y aquellas que arrestan. Así, las escasas violaciones y agresiones que se denuncian se pierden en un sistema judicial totalmente corrupto.
Matrimonio infantil
El 23% de las jóvenes camboyanas interrogadas confiesan haberse casado antes de los 18 años.
Cuando una niña es violada y el agresor es conocido, la familia de la víctima, avergonzada de la impureza de su hija, propone matrimonio al violador. Entonces, la joven debe sobrellevar las consecuencias deplorables de la violación y las de un matrimonio a una corta edad. Además, tiene que aceptar compartir su vida con su violador. Tal situación es dramática y las consecuencias psicológicas que engendra son generalmente irremediables.
Derecho a la identidad
Más de 30% de los nacimientos no son declarados oficialmente en Camboya.
El registro del nacimiento y la atribución de la nacionalidad al niño le otorga su capacidad jurídica. Para los niños cuya identidad no se registra, significa que no se reconocerán oficialmente como miembros de la sociedad. No podrán hacer valer sus derechos. Entonces, serán invisibles a los ojos de la sociedad.
Tráfico de niños y explotación sexual
Muchos niños camboyanos en la búsqueda de empleo son, a menudo, víctimas de explotaciones y agresiones sexuales. Una gran parte de este tráfico se lleva a cabo en la frontera con Tailandia. Así, muchos son vendidos para formar parte de la red tailandesa de prostitución. Los jóvenes camboyanos que huyen de la pobreza de su país se encuentran en el seno del comercio sexual donde se enfrentan a maltratos, agresiones, embarazos no deseados y condiciones de vida muy miserables.
También, se practica “la esclavitud por deuda”: la joven es vendida al propietario de una casa cerrada. Sus ingresos se confiscan y sirven para reembolsar la deuda de la familia y remunerar a su empleador.
La legislación camboyana reprime estos tratos de niños y explotación sexual. Desafortunadamente, los policías no son dignos de confianza. Ellos mismos son frecuentemente autores de acoso, abuso y violencia con aquellos y aquellas que arrestan. Así, las escasas violaciones y agresiones que se denuncian se pierden en un sistema judicial totalmente corrupto.
Matrimonio infantil
El 23% de las jóvenes camboyanas interrogadas confiesan haberse casado antes de los 18 años.
Cuando una niña es violada y el agresor es conocido, la familia de la víctima, avergonzada de la impureza de su hija, propone matrimonio al violador. Entonces, la joven debe sobrellevar las consecuencias deplorables de la violación y las de un matrimonio a una corta edad. Además, tiene que aceptar compartir su vida con su violador. Tal situación es dramática y las consecuencias psicológicas que engendra son generalmente irremediables.
Derecho a la identidad
Más de 30% de los nacimientos no son declarados oficialmente en Camboya.
El registro del nacimiento y la atribución de la nacionalidad al niño le otorga su capacidad jurídica. Para los niños cuya identidad no se registra, significa que no se reconocerán oficialmente como miembros de la sociedad. No podrán hacer valer sus derechos. Entonces, serán invisibles a los ojos de la sociedad.